Cuestiones
Las mujeres y niñas migrantes, así como los migrantes transgénero y de género no conforme, corren riesgos particulares en relación con el retorno y la reintegración. Toda decisión de devolver a alguien a su país de origen debe fundamentarse en una evaluación basada en el género, que indique los riesgos específicos que correría la persona, como la violencia sexual y de género, el maltrato doméstico, la discriminación, y la posibilidad de caer o recaer en la trata.
El principio de no devolución debe cumplirse en todos los casos. Para lograr una reintegración sostenible de las mujeres migrantes en sus países de origen, es crucial que tengan acceso a capacitación y asistencia financiera y a servicios con perspectiva de género, por ejemplo en los ámbitos de la justicia y la asistencia sanitaria, que debe incluir la atención de salud sexual y reproductiva y la atención de salud mental.
Los servicios esenciales (que comprenden la asistencia sanitaria, los servicios policiales y de justicia, y los servicios sociales) para los supervivientes de la violencia sexual y de género tienen una importancia fundamental. Además, los países de origen deben garantizar la igualdad de oportunidades en el empleo remunerado y los medios de vida sostenibles, una adecuada creación de empleos, el uso productivo de las competencias y conocimientos adquiridos, y el acceso pleno y sin discriminación al mercado de trabajo.
Las cotizaciones a la seguridad social hechas en los países de destino deberían ser transferibles cuando se regresa al país de origen, para que las mujeres migrantes no se vean privadas de sus derechos cuando necesiten alguna prestación, por ejemplo una pensión. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de ofrecer opciones seguras para el retorno y la readmisión de las mujeres migrantes. Deben aplicarse medidas de cuarentena y detección adecuadas, que permitan mantener la libre circulación sin poner en peligro la salud pública.